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'Mao' Molina se queda sin Mundial de Clubes: Seúl cayó con Guangzhou

La final de la Champions League asiática fue para el equipo chino tras un 2-2 en la ida y un 1-1 en la vuelta. El antioqueño volvió a ser importante para el cuadro coreano, al que no le alcanzó.

Molina, que llegó al club de Seúl en 2011, ya había sido campeón de la Liga de Campeones asiática en 2010 con el Seongnam Ilhwa. Esta vez el talentoso armador de juego del actual campeón coreano se quedó a las puertas de disputar un nuevo Mundial de Clubes, al que clasificó por primera vez el Guangzhou Evergrande de la liga china

El club entrenado por el italiano Marcello Lippi se coronó en una final muy igualada contra el FC Seúl, dando a China su primer título internacional de clubes en 23 años.
El empate a dos goles en el partido de ida, en Seúl, daba a los cantoneses una mínima ventaja que se convirtió en crucial, después de que los dos equipos volvieran a empatar, esta vez a un gol, con lo que se impuso el doble valor de los goles a domicilio para decantar la balanza del lado chino.

Lippi, que en la ida había dispuesto tres delanteros en el once inicial, planteó un inicio algo más conservador en la vuelta, con un ariete menos, pero en todo caso la primera parte fue casi totalmente dominada por los locales, que gracias a las galopadas del brasileño Muriqui y los remates del argentino Conca estuvo a punto de sentenciar en varias ocasiones.

Pese a la falta de goles, el Evergrande funcionaba como un reloj en los primeros compases, con su capitán, Zheng Zhi, soberbio en el centro del campo anulando los tímidos intentos de ataque de los surcoreanos, y rápidas transiciones de la defensa al ataque, dirigidos por Muriqui y Huang Bowen, que hicieron mucho daño al Seúl.

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Conca, la estrella de un Evergrande que hace cuatro años estaba en segunda división pero que ahora es el dominador nacional (tres títulos ligueros consecutivos) fue quien más cerca estuvo de marcar en el primer tiempo, con dos disparos que pasaron a pocos centímetros del poste derecho.

En el descanso, el técnico del Seúl, Choi Yong-soo, redujo de cinco a cuatro los defensas, fortaleciendo la media, y acertó en el cambio, ya que la segunda parte fue mucho más igualada y los visitantes por fin crearon ocasiones.

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Sergio Escudero, un centrocampista nacido en Granada de padres argentinos y nacionalizado japonés, fue el líder del ataque coreano en la segunda parte, donde los cantoneses adoptaron el clásico estilo italiano de Lippi y jugaron más al contraataque.

Fue en una contra, precisamente, cuando llegó el gol del equipo chino, un genial pase de espaldas de Muriqui a Elkeson que el ex futbolista del Botafogo, sólo ante el portero, remató con fuerza y acierto desde el borde del área, enloqueciendo a los 60.000 espectadores que, vestidos sin excepción todos ellos con el color rojo del Evergrande, convirtieron el estadio "Río del Cielo" en una olla a presión durante todo el encuentro.

Pero poco le duró la euforia al público local, que enmudeció cuando, apenas cuatro minutos después, un pase de Escudero a la estrella del Seúl, el montenegrino Dejan Damjanovic, batía al portero Zeng Cheng, igualando de nuevo el marcador cuando faltaban aún casi 20 minutos de final.

A partir de ahí, los dos equipos mostraron los nervios propios de los encuentros trascendentes y se alternaron en ataques rápidos y con momentos de peligro pero nunca demasiado definidos, liderados por los brasileños Muriqui y Elkeson por parte de los locales, ante la ausencia de un Conca que en la segunda mitad estuvo muy gris.

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Una última falta en el descuento contra Elkeson -el mejor del partido- en el área rival, que el árbitro decidió no castigar con un penalti, fue la última jugada reseñable del partido, que tras el pitido final dio paso a la locura de los aficionados chinos, quienes, venidos de ciudades de toda China, celebraban uno de los momentos cumbre en la casi nunca heroica historia del fútbol chino.

La primera victoria continental de China la había conseguido en 1990 el amateur Liaoning FC, cuando el torneo se llamaba todavía Copa de Campeones de Asia. El mismo equipo llegó a la final de 1991, y en 1998 hizo lo propio el también chino Dalian Shide, sin éxito en ambas ocasiones.

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Para Lippi, a sus 65 años, es además su segunda victoria en Liga de Campeones, pero esta vez en otro continente, tras la lograda en Europa en 1996 con la Juventus de Turín frente al Ajax (después perdería otras tres más con los bianconeri, entre ellas la que el Real Madrid logró en 1998).

El Guangzhou Evergrande será entonces el representante de Asia en el Mundial de Clubes que se disputará el próximo mes de diciembre en Marruecos, siendo el primer club chino que logra participar en esa competición.

El Guangzhou se enfrentará el 14 de diciembre, en Agadir, al campeón de África, que se conocerá este domingo, tras el partido de vuelta entre el Al Ahly egipcio y el Orlando Pirates sudafricano.

El vencedor de esa eliminatoria Asia-África jugará la semifinal del Mundial de Clubes contra el Bayern Munich alemán, campeón de la Liga de Campeones europea, que, como el brasileño Atlético Mineiro (vencedor de la Libertadores), está eximido de jugar las fases previas.

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Ficha técnica:

1 - Guangzhou Evergrande: Zeng Cheng; Zhang Linpeng, Feng Xiaoting, Kim Young-gwon, Sun Xiang; Zhao Xuri (Gao Lin, m.67), Zheng Zhi, Conca, Huang Bowen; Elkeson, Muriqui (Qin Sheng, m.90).

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1- Seúl: Kim Yong-dae; Cha Du-ri, Kim Ju-young, Kim Jin-kyu, Adilson; Go Yo-han (Yun Il-lok, m.46); Koh Myong-jin, Ha Dae-sung (Choi Hyun-tae, m.84), Escudero, Molina; Damjanovic.

Estadio: Tianhe de Cantón (58.500 espectadores, lleno)

Árbitro: Nawaf Shukralla (Baréin). Mostró tarjeta amarilla a Zhang Linpeng (m.33), Ha Dae-sung (m.45) y Kim Jin-kyu (m.64).

 

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