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Vladimír Putin espera que Mundial de Rusia no se vea afectado por la crisis en Ucrania

El presidente ruso se mostró confiado en que Rusia organizará de forma adecuada el mundial separando los problemas políticos con los ucranianos.

"Espero que no. La FIFA ya ha dicho que el fútbol y el deporte están al margen de la política. Yo creo que esa es la única postura válida", dijo Putin durante el foro juvenil Seliguer.

Además, agradeció al presidente de la FIFA, Joseph Blatter, que permitiera reducir el aforo de los estadios mundialistas de 45.000 a 35.000 asientos.

"No sólo lo hacen por hacernos un favor, sino porque tras analizar la situación en el Mundial de Brasil, quedó claro que no todos los estadios estaban llenos y existe el temor de que tras el campeonato esos estadios no sean aprovechados", dijo.

Y confirmó que el comité organizador del Mundial 2018 no reducirá el número de ciudades que acogerán partidos mundialistas, que actualmente asciende a once: Moscú, San Petersburgo, Kazán, Sochi, Yekaterimburgo, Nizhni Novgorod, Volgogrado, Samara, Rostov del Don, Kaliningrado y Saransk.

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En cambio, Putin no aludió a la reciente decisión de la UEFA de no reconocer los partidos jugadores por los clubes de Crimea, península ucraniana anexionada por Moscú, en competiciones de la Federación Rusa de Fútbol.

"Crimea es un territorio ocupado y así lo reconoce todo el mundo. Consideramos que la FIFA y la UEFA deben reaccionar lo antes posible", aseguró recientemente a Efe Maxim Bóndarev, director ejecutivo de la Federación Ucrania de Fútbol (FUF).

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El presidente de la FUF, Anatoli Konkov, remitió una carta a los presidentes de la FIFA y UEFA, Michel Platini, en la que exige sanciones contra Rusia.

"Les pido que tomen las medidas necesarias (...), incluida la adopción de sanciones contra la parte que violó el reglamento e ignoró los principios básicos de las más altas instancias futbolísticas", señaló.

En un intento de aprender de los errores de Brasil, Rusia inaugurará el mes próximo, con casi cuatro años de adelanto, el tercero de los nuevos estadios del torneo mundialista, el del Spartak Moscú, donde se celebrará uno de los cuartos de final.

Antes ya había inaugurado el de Fisht en Sochi (mar Negro), que acogió en febrero pasado las ceremonias de apertura y cierre de los Juegos Olímpicos de Invierno, y el de Kazán, que albergó la Universiada en 2013.

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Además, los organizadores adoptaron por el conservadurismo en lo que respecta al Estadio Olímpico Luzhnikí, el escenario de la gran final, que no será demolido, como se pensó en un primer momento, sino sólo remodelado.

Brasil fue precisamente criticado por la improvisación y los retrasos, por lo que el jefe del Kremlin ha ordenado tener a punto todas las obras para Copa Confederaciones, que se disputará en 2017 entre Moscú, San Petersburgo, Sochi y Kazán.

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Putin quiere utilizar el Mundial como punta de lanza del nuevo desarrollismo ruso, que quiere convertir al país más grande del mundo en una de las cinco principales potencias económicas del planeta para finales de esta década.

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