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El Valencia no pudo de visitante contra el Celta de Vigo: 1-1

El conjunto gallego logró su primer punto luego de seis derrotas seguidas. El equipo que dirige Enrique Berizzo anotó un gol después de ocho partidos.

El Celta de Vigo, pese a todo, sigue peleado con el gol. En el primer tiempo dominó al Valencia, dispuso de dos clarísimas oportunidades para adelantarse, pero en ambas, incluido un penalti, el chileno Orellana se encontró con un inspirado Diego Alves.

La primera llegó cuando todavía no se había cumplido el minuto diez de juego: Otamendi falla en el pase y le entrega el balón a Hernández, éste busca en profundidad a su compatriota Orellana y el chileno, en el mano a mano, falla ante el portero brasileño.

El Celta tenía el balón pero el Valencia, bien replegado, casi ni sufría. El equipo de Nuno fue una sombra del que venció al Real Madrid, pero su eficacia de cara a gol le bastó para llegar al descanso mandando.

Y eso que Sergio Álvarez sacó una mano milagrosa en el minuto 18 para despejar el cabezazo de Paco Alcácer. Pero en la recta final del primer acto, minutos después de que Orellana errara un penalti cometido por Otamendi sobre Charles, Rodrigo se encontró con la colaboración de Fontás y el portero ‘celeste' para abrir el marcador.

La entrada de Nolito en el segundo tiempo le dio otro aire al Celta, mucho más dinámico en ataque. El dominio ‘celeste' todavía fue más abrumador. Los locales merecían el premio del gol y lo obtuvieron a los quince minutos de la reanudación: Orellana acabó con la sequía goleadora de su equipo, que duraba ya 723 minutos, con un potente disparo cruzado ante el que nada pudo hacer Diego Alves.

El tanto ‘celeste' provocó que el Valencia, desaparecido hasta ese momento, despertara. No es que hicieran nada del otro mundo los jugadores de Nuno, pero por lo menos lograron salir de su campo y meterle el miedo en el cuerpo a su rival con un par de contraataques.

Fue el Celta, no obstante, el que siguió buscando la victoria con mayor ansia y pudo llevársela en la recta final con un centro-disparo de Orellana al que no llegó Charles por poco para empujarla.

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